jueves, 6 de agosto de 2015

En tu ausencia



Entre la razón y el sentimiento 
la porfía no descansa.


Ineptos los sentidos, 
los suspiros se vuelven ojos.



Hay que confiar en los estatutos de la piel

y deshipotecar el alma, 

son los términos 
entre los suscritos al silencio.

Inútil socavar
el pedregal que acuña la tristeza,
mina la fuerza que se lleva en ristra,
toda la rebeldía de los desencantos
y esa colección de melancolías y mutismos
adheridas a los acuarios de la esperanza.

Sus múltiples fisuras, lagrimean versos,
no cesa la lluvia de palabras
y anegan la boca, 
las manos, 
los ocasos y las lunas,

sopa de incertidumbre tamizan los tejidos
y adoban con su sal de rimas.

Se engancha el desamparo,
exiliadas las lágrimas, emprenden su marcha
entre paisajes de amores y desvarío,
bogan por las cuencas 
se desgajan, 
elegías y cantos son sus balsas
y arremeten la corriente de las omisiones.

No es suficiente 
ni uno 
ni dos 
ni un tercer viaje hacia las fantasías de un poema,
es necesario, develar el soneto único
ese
que aletea en las manos
el que hace cosquillas con la risa,
el que iza y alza vuelo
el que mantienen despierta la ilusión
- al escabullir el dolor-
en los bolsillos del sentimiento.