sábado, 29 de junio de 2013

Matices alegóricos




Ya saben mis talones del sabor del otro lado
las riberas que alargaron sus helechos
están henchidas de sosiego
y revolotea entre sus ecos el silencio de mi nostalgia
liberando en cada escala
la plenitud de los eneros.

Ingente la luz que se derrama bajo sus cornisas
sorbo de vida que se extiende hasta las manos
bordeando las razones 
hasta los estuarios donde sobresalen las boyas blancas
a cada asalto de la risa

y esa fuerza de arribar hasta mis bolsillos
deja sin argumentos 
la costumbre de dibujar silencios entre renglones ya sin líneas
solo permite vocalizar hogueras sin metáforas
las que atizan a cada rato
pavesas enmudecidas.

Será suficiente
entreabrir las fisuras selladas en las tormentas
se filtrarán los latidos invocadores del rabadán
llamando a su oración 
en el altozano de mi conciencia.




domingo, 23 de junio de 2013

LLuvia de altiplano




He liberado el tiempo en los planos en que arribó

se exilia en el misticismo, 
sueños que se juntaron para descifrar el acertijo
en el atardecer de la última página
de un calendario que nos desconocía.

Fueron la palabra y el silencio
los creadores de un universo legítimo
se hizo luz y se hizo agua
llovió la primavera
y bajo su domo surcaron las golondrinas,
caudales dulces 
que contenían peces de colores metafóricos
humedecieron los renglones
con la brisa del suspiro que exhala la conciencia.

Inútil intentar salvaguardar las raíces
es tiempo de verano 
y las nubes son llamadas de otras patrias,
no escucharon más aquel gemido 
invocando la frescura de sus aguas,
olvidaron el estuario 
y las pavesas de un gran huerto.

¿Cuánto tiempo debía buscar el líquido que salva?

En un légamo donde su corteza es sola piedra
inútil es el esfuerzo, 
la mies es solo cáscara
y mis manos yacen heridas por el frío.

Hoy
vengo de cercenar 
las lianas que ataban el dolor,
se va
raudo
estira sus plantas 
en la huida…

Me espera nuevas lloviznas que se porfían cómodas
y el camino se torna suave
para el retorno a la montaña.




domingo, 16 de junio de 2013

A mi viejo Nicolás





¡Mi viejo amado!

En estos vertimientos de tiempo
que en cada albor nos baña y nos asiste
siempre hay pausas para ti
muy tuyas
armisticios que impone el corazón
en la desaforada lucha por la existencia.

Me arropa esa sonrisa silenciosa
que en tus mejillas se eclipsaba
bajo el ala del gastado sombrero de fieltro
y tu barba
como las zarzamoras de la vieja casa,
¡ahhh... si…!
punzaban cada vez
que rozábamos sus cuerpos
al robar sus frutos bermellones,
así, herías mi mejilla
cuando a tu cansado rostro
lo pincelaba un beso.

Extraño tu voz
las historias que nos atrapaban de niños
sentados junto a la hornilla
al calor de los mimos
de mi madre, si, de tu María
la reina de la morada de la ladera...,
extraño tantas cosas
tu mano firme en mis erratas
y un índice que detenía
mis cristales tibios.

Hoy
son otros calendarios y otros ámbitos
los que como espumas de río nos mojan,
pero tu verbo
tu paradigma
tu sentir profundo
por la familia y el compromiso
son sello de oro
en cualquier instancia.



viernes, 14 de junio de 2013

Que sea mi hogar



Permíteme amor, vivir allí 
en el hogar tibio de tu corazón solitario 
nicho de ternura que abrigará mis huesos 
bajo la tenue lumbrera que dan tus ojos 
cuando me acurruco triste en el umbral de tus tonadas. 

Llego allí con los pies desnudos de falacias 
y de todo hilo que se invente cortinas sibilinas 
dejando ante la vista un cardumen de versos huérfanos 
con forma de mujer 
y otoños de eneros en la cara. 

Permíteme amor, que sea mi hogar
esas lindes tan privadas de tu alma, 
las que atisbo día a día entre renglones 
desde los altos cercados que imponen tus suspiros
y atrios con hojas cerradas a las lágrimas.

Escucho muy quedo notas de guitarra 
rasgadas por los índices de un espíritu rapsoda 
sobrevivientes a tormentas acaecidas en los ocasos, 
en taquigrafías intangibles, idioma de las huellas 
de sonrisas prístinas y de besos en cascadas.

¡Permíteme amor, que sea mi hogar 
la suave oración que baña tus mañanas!



domingo, 9 de junio de 2013

El día de tu cumpleaños madre




El nevado glorioso que la alta cumbre corona, la cabeza de la abuela,
destaca majestuoso y reverente sus dorados años en la tierra,

dieciséis lustros y medio, el veinticinco de Junio llega
para abrazarte mamá y dibujarte bella en esquela,
decirte tibia ternura, que toda tú lo encierras,
alma cristalina, que a sus hijos lega.
.
Tu sonrisa candorosa, curiosa y sonrosada, de una niña traviesa,
se mezcla con los suaves surcos que en tu piel la vida deja,
tu mirada mamá, de amor encendida y sin ninguna queja, 
nos revelas la paciencia, en noches altas y en vela,
cinco cunas arrullaste y la mía una de ellas,
hoy cuido la tuya, como tu lo hicieras.
.
Tu paso lento y pesado, caminar sin afán, como si la vida doliera,
en tus hombros, chales simples que en soledades tejieras,
manos que hilaban amores, remendaban y zurcían penas,
aquellas que en linos muy blancos y antes de la cena 
con dulzura enseñabas, bordados que aparecieran 
adornando cada mueble de mi casa paterna.
.
Separadas por la vida, hecha mujer un día de tu lado me fuera,
reconocí tu valores y tus consejos, cuando Paola naciera,
unidas bajo un solo techo, como el abuelo quisiera,
somos tres ahora y en generaciones diversas,
evoco tu luz, cuando las dudas me llegan,
faro centinela, soy ahora para ella.
.
Nicolás tu viejo, desde el cielo te mira, festeja contigo la fecha,
sonrisa que expande entre besos, paz en espectros te llega
y en susurros a tu oído, que eres su amada doncella,
él es feliz donde está, Dios te indicará la brecha
que atravesarás un día, Virgen lo permitiera, 
uniendo ese amor que antes lo bendijera.


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El Quijote del violín






Sombrillas los párpados 
tregua de un retorno
y los acordes en los pabellones
son caníbales de instantes
invasivos
luces en la carne
emotiva eufonía zanjando sonrisas
encendiendo lucernas
sinfonía de los recuerdos 
en los alegres dientes 
de aquél leso violín.

Ojos, gacelas de altiplanos
avistaron su sombra
ánfora de consonancias
en tesitura de un arco
trémolos y vibratos…
y en mi corazón quebrantado
(remezón entre sus capas)
acalla la tristeza de su interior.


Peregrino de luz 
y Quijote de los transportes
Joaquín se le llama
y es su gabán agraviado
alcahuete de la soledad
anclas sus manos
en el análogo de un Guarnieri
herramienta que satisface
el hambre de los sueños 
vertical elipse 
que mi pena advirtió. 


“La Casa en el Aire”
fue morada calígine
y la “Oda a la Alegría”
cobertor para el espíritu
de ese domo trasnochado 
extendido entre las miradas
y la suya atravesada
por el candil de la mía
una oración elevaba
“Alabaré, Alabaré” 
alabanza agradecida
a un Dios que le acompañaba
en el ascenso de su perfección...


arrinconó mi vergüenza
de mis pobres desdichas
bebiendo de su concierto
su magnánimo son de amor.



miércoles, 5 de junio de 2013

Tu palabra ante el cielo




En  tu lira, los vocablos se aturden
bocanada de  ¡Te amos!
diadema de disculpas que abrazan los labios
sacudiendo mariposas
revoloteo  ciego en circular prisión.

¿Qué de los cinco dedos que han mirado hacia los cielos?

Beso cerúleo
afirma el verbo empotrado en el espíritu
y el pie desaparece en la arena
aguas de tornasol acantilan la mirada.

Escaldo que inventa abecedarios
confusión en los idiomas
ilegítima elegía
viste la mirada con matices de esmeralda
 y fenecen los destellos ante la luz del mar.
  
Declamación de versos en altares extranjeros
pavesas transitorias
oleo turbio
híbridos que se buscan en la necesidad de la sed
agotando savia mística
en jornadas extenuantes de extravío.

La péndola se agota
bajo los esteros
clepsidra que determina el término del bostezo
los fanales se extinguen en ese alegre terceto
sin índices que los apaguen
desde las alturas

y en los suburbios de las costillas
tañe el campanario
débil audición acepta sus arpegios
acústica profana
en el estrado donde se inmolaron himnos  al amor.

Anaqueles con lábaros personales
no alcanzan a sobresalir sobre lunas de océanos
ni las alondras vuelan tan lejos
odiseas sin sentido
ausentes de nogales donde asir sus alas.

Loba fatigada con la cola en arrastre
yertos los aullidos
calor de hoguera  estimularán heridas
encenderán los huesos otros huertos
cipreses que elevarán aleluyas
en su risa.

Insuficientes
las exhalaciones en sombras
enfrentar  abstractos  cristalinos que se descuelgan
en el corredor de la paz
destierra los impúberes
que en rondas jugaban en nuestras pupilas.

Ahora,
las docenas de baladros cercenados de sonidos
florecen silencios
mariposas disecadas en el vientre
corceles a punto de extinguirse de sus trotes
llanuras incólumes ante la afrenta de la carne.

La señal

¡Solo la señal en el cielo!


para retomar el camino de la cordillera.