viernes, 29 de enero de 2016

Un sueño



Vuelves del país que nadie conoce
y yo he dado un paso,  hacia la otra orilla
donde el amor fue posible,
reconozco mi cuerpo reflejado en esos ojos
y mi memoria inspirada
recopila el lenguaje de tu vino dulce.

Mi corazón es una galería de recuerdos,
vibran mis huesos y sonámbula
recorro lento los corredores de tu silencio.

Recito un poema con el abecedario de este espacio,
 logra embarcarme en el eclipse de tu sombra,
me dejo hacer
me dejo cantar mi nombre 
en tu garganta 
que guarda pájaros de invierno.

El amor hace milagros
y baila desnudo entre la sangre núbil, de tu sangre.

Vuelves,  de una patria en el exilio
y mi cuerpo se arropa con el alba de tu reflejo,
mi mirada te desposee,
un rostro te llama,
un rostro engarzado en la última perla
de tus horas.


(Dedicado a una persona muy especial, fallecida)

  




martes, 26 de enero de 2016

Al despetar



Bajo los párpados
un veintiséis de enero se recoge,
nidal de pestañas aviva las horas
y huele a gorriones
la piel matutina.

 Los sueños son viento
y perturban el agua que habita los ojos,
se suicida la angustia
detrás de la noche,
un eco me cita y me habla de versos
vestidos de vida,
me confía el juego de la inocencia
que exalta el amor
en la libertad de una mirada.



lunes, 25 de enero de 2016

Resiliencia




 Cuanto más anochezco,
 se sorprenden las madrugadas
con mis ojos purificados
de nostalgias.

Se evaden las preguntas
y  mi nombre
vuelve a escalar los silencios,
halla las notas
refundidas en dos lustros,
la vida lenta de un pájaro
en un cielo tachonado de hojas,
descubre mi carne libre de agujas
y ahora,
es agua
es raíz
y es tallo,
flor que se escinde
a la caricia matutina
de un enjambre de besos,
horro de los miedos
que adoquinaron
las utopías
de dos poemas.



jueves, 21 de enero de 2016

Sin perder la fe



El amor maúlla  a  las espaldas
ronronea por las esquinas, 
paredes desprovistas de tejados
llevan tu nombre,
flores disecadas
aletean en un cóncavo vacío.

El amor  se hace eterno, se torna sabio.
Cuanto más pasa el tiempo, es doctrina
paradigma viandante,
la sangre y el  verbo
son carruajes.

Retorno al vacío de este lado,
  me ha visto partir
conserva mis contornos,
no hay algarabía, ni risas, ni llanto
aroma de un ciprés que pierde sus ramajes
habla de los años,
enreda sus huesos limpios en mis cabellos.

El amor silba en la memoria
bitácora al confín de los sueños,
portátiles imágenes 
estrangulan la tristeza,
atestiguan dos décadas 
de vuelos al cielo.


lunes, 18 de enero de 2016

Ahora, invidentes





1

La ausencia corre los doseles,
ciega a la fantasía
que acorrala los sentidos.

El corazón se ciñe a las normas
del catecismo de los invidentes.

En ese vacío,  ya no soy
se colma de letras
bastones blancos proliferan
en la búsqueda de una estrella vespertina.


2

De este lado, luces tenues,
arribo a la margen
que reconoce mis talones,
miro ojos
busco ojos
hallo ojos,
diástole del pensamiento
iridiscente del espíritu mundano.


3

Lazarillos de la palabra ventean,
zócalos baldíos
apuntan sus bocas,
insinúan hendir los párpados,
los torniquetes no sueltan sus amarras
y tejen pestañas,
cortinas de humo 
para el sentimiento que usó un par de alas.



lunes, 11 de enero de 2016

En vuelo eterno



La noche es densa,
ruana curtida por el añil de las sombras.
Se mecen las palabras dulces
y las huérfanas de labios
se sacuden hacia dentro,
remoja la alegría
con el néctar agridulce
de pañuelos en lo alto.

Ahora,
transita las huellas al revés
de pasos perdidos en las horas,
la carne es insensible
y los huesos son cenizas,
levita
es el ave que descubre la salida
y renace,
es savia
es piedra
es luna
y es estrella,
es beso felino en los tejados
y nota sibilina
en el fuego sometido de los vientres.

Ahora,
vuela
vuela
en el desnudo cielo de las letras.



sábado, 9 de enero de 2016

Sábado



Un ave abandona la ausencia
en el alero más frío
El café blanquea las sienes
en la leche de la madrugada
La lira zarandea sus cuerdas
en el exiguo cuello de un gallo
Una puerta se estremece
al ímpetu de los afanes
y retumba sobre las lozas
un sábado con el número nueve
Enero amarra una cinta
en el atrio de su décimo día
y se agitan las cintillas
al otear un año más en sus hombros
Reirá mañana
reirá a carcajadas
enseñará sus dientes de humo
en la cresta de un número impar
y se escurrirá por las trenzas
de un silencio
que huele a dos trinos.

¡Es mío!
¡Es mío!
¡Es mío, el mes de enero!






jueves, 7 de enero de 2016

Una herida más



Soledad que arropa, 
cobertor personal para noches arbitrarias.


Soledad envestida por pañuelos húmedos,
dulce lluvia que arremetía los veranos 
en una greda infértil, 
pedregal inánime a calendarios ajenos.

Costumbre de bailar entre cenizas 
abrazada a las pavesas del invierno, 
elevándose entre ramas que apuntalaban la nostalgia.

Lo supiste …

Surcaron tus pasos de norte a sur 
y de oriente a occidente, 
advertiste sus páramos desnudos de rosales 
y te quedaste…

A caso…

¿No fueron tropiezos en aristas agresivas
las que cortaron tus palmas? 

¿No fueron oprobio, sus palabras?

¿Esas miradas que derogaron la faz de una sonrisa 
no hicieron de la duda, un calendario sin festivos?

¡Fue tu decisión, no la suya, de quedarte!

De podar cada espino 
que servía de empedrado a sus horas cansadas, 
a esa mirada esquiva atravesada por briznas 
que calaron la pupila por versos ilusorios 
que nublaron la fe y la confianza.

Te quedaste…

¿Para qué?

¿Para qué limpiaste de malezas sus heridas?

Araste y sembraste la semilla, 
germen de trigo primoroso, gestado en el convexo de su alma.

Ahora…

La tormenta del olvido cargada de rencores, 
arrasa primaveras.

Mataste el tigre y sales, 
huyes a sus despojos.

Dilo ahora, benefactor de las tristezas…

¿Cómo hace ella, para escurrir cada alborada 
del agua pulcra que yace entre costillas?

Las estrellas te persiguen, en un cielo revestido de sonetos, 
obnubila sus chispazos y no alcanzan 
tus labios saciar la sed, ventanas de utopías 
llevan a los ojos, tejer linos que falsean el orgullo.

¡El silencio es tu signo!

¡La soledad es su gracia!