Llegamos a ciegas
los instantes son lluvia de vida,
palparnos con dedos de acento
logran el milagro de calzarnos
en una misma pisada,
arar y sembrar
los mismos surcos
filtrar manotadas de letras
en los intersticios que se despliegan
exudando verbos ,
salina exaltación con sabor a labios
al arribo dúctil
del alma que no olvida su glosario.
Escisión del silencio,
cada eco
es un canto que abre las brechas,
humana gracia
las lindes tiemblan,
vestidos con la desnudez de la voz
se elevan murmullos de _te amos_ proscritos,
fundidas las córneas
invidente las ansias,
inviernos de mariposas húmedas
revoloteo soberbio
en noches de vientres,
oscilación ante los himnos de manos
evaporando los ocasos.
Nos hacemos libres
en la prisión de la nada
entregados a los desacuerdos
y reconciliados en los tonos y en los matices
que ciñen la huella
esculpida en el alma.