sábado, 28 de diciembre de 2013

El canto de la piel



Llegamos a ciegas
los instantes son lluvia de vida,
palparnos con dedos de acento
logran el milagro de calzarnos 
en una misma pisada,
arar y sembrar 
los mismos surcos 
filtrar manotadas de letras 
en los intersticios que se despliegan 
exudando verbos , 
salina exaltación con sabor a labios 
al arribo dúctil 
del alma que no olvida su glosario. 

Escisión del silencio, 
cada eco 
es un canto que abre las brechas, 
humana gracia 
las lindes tiemblan, 
vestidos con la desnudez de la voz 
se elevan murmullos de _te amos_ proscritos, 
fundidas las córneas 
invidente las ansias, 
inviernos de mariposas húmedas 
revoloteo soberbio 
en noches de vientres, 
oscilación ante los himnos de manos 
evaporando los ocasos. 

Nos hacemos libres 
en la prisión de la nada 
entregados a los desacuerdos 
y reconciliados en los tonos y en los matices 
que ciñen la huella 
esculpida en el alma. 

viernes, 27 de diciembre de 2013

El éxodo del amoroso



Llueven sus besos sobre las cálidas manos,

las suyas 
caminan lentas por los rosales de piel
(femeniles lianas de corteza seda),
oscilantes sus índices 
trastabillan cansados
deteniendo su avance al rozar los nudillos
y anclando sus dedos en las muñecas inéditas
al esquivo intento (de su realidad perdida)
reconocer su sangre en la voz que le vive
cercana a su oído 
con arrullo fiel.

La intuye, refracción de sus luces
forman caligramas
boceto dulce de su alma ingenua
tan amada, tan soñada
última escultura de su amor de hombre
cincelada con sus genes
y su corazón de miel.

Su demencia es alígera,
abstractos recuerdos zambullen su mente
y se va con los rápidos del delirio inhumano
espumas revueltas de espacios y tiempos
renaciendo fatigado 
en lapsos de indulgencia
al huerto florecido que recreó su ser.

El amoroso calla
perturbado su juicio, no enjuicia las almas 
es su espíritu alegre, alforja de mieles
depósito de besos, palabras de ensueño
verso de poemas (sin ser el poema),
en omisión se extravía
éxodo de este suelo, que le inundó de gracia
la convoca hilarante, olvidando su nombre 
se aleja pausado, acercándose a Dios.


viernes, 6 de diciembre de 2013

Aún a esta fecha






Incluso

hasta este diciembre 
llegan las fechas que fueron puntal en la palabra,
irrumpen con raíz de un verbo único
sobreviviendo a temporales 
y a veranos esteparios
sin otro oficio que inventarse abecedarios 
que resguarde el hálito
en el océano de los recuerdos.

No sé explicarlo,
tratar de omitir acota mis defensas
ecos con dientes de rosa
muerden la lengua del olvido 
despertando los ayeres 
con fachadas copadas de grafitis, 
frases agresivas y burlonas
del verso que otea 
en la conciencia, al desnudo 
residencia de la fe y de la mirada.

Incluso
en este diciembre,
no somos libres de eludirnos
coincidimos sobre los seis o los siete
llegando sin querer 
hasta el trigésimo primer peldaño de esta acera
con suficiente color 
para que las manos del espíritu
entrame los suspiros.

Las huellas siguen vivas
por debajo 
de la carne y de los huesos,
nadie podía intuir
que se adhirieran a la razón 
con tanta diligencia
como si nos hubiesen escriturado 
ante el juez del universo
ser oficios integrales
del frente y del envés
de un libro de poemas.


domingo, 1 de diciembre de 2013

Te doy la bienvenida

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¡oh, diciembre!, 
parpadeas desde la frontera 
tus ojos anegados, lágrimas emanan 
y el cerúleo mirar, en nostalgias nos acoge, 
perdonas con ese séquito de nubes, la ignominia 
al depurar los excesos, adobos indigestos de los días; 
líberos de la tristeza, son tus fulgores ¡Oh, diciembre ven!, 
eres sortilegio, aúnas corazones y abotonas fe en la solapas 
contadas horas y tus cabellos de núbil gracia, serán cipreses 
muérdagos en los aleros y en las cornisas, campanas de cristal 
las que tañen con las brisas, al entonar sus acordes, ¡Villancicos! 
diciembre, metáfora del amor en un niño, nacido en los corazones 
imbuidos de enajenar la palabra de oropel, para esbozar la sonrisa 
que transfiere, un sentir de hermandad y paz entre las generaciones 
que heredarán la tierra, nuestra tierra, la tierra de la buena voluntad, 
madre de nuestros ancestros, la de nuestros padres, la de nosotros. 
¡Heme aquí, diciembre!, con mis ojos que te ansían, con mis manos 
que son estrellas cual guirnaldas de tus afectos y lumbre de tu voz 
en el perdón, mesa que nos unifica a la hora de la cena fraterna 
el amor que nos abraza, el que nos unge de bienaventuranza
al recordar el origen de nuestras fibras, el del primer llanto 
de las nuevas vidas que se despiertan en estos planos, 
testimonio inalienable de lo ínfimos que somos, tú 
hermano en la gracia que existe bajo el cerúleo
resplandor de tu mirada, yo que avizoro 
el nuevo amanecer, en la última 
hoja del año, ¡gracias!
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sábado, 30 de noviembre de 2013

Noviembre de razones





Noviembre 

enfila mis pasos,

argumentos de primera cosecha
se desgranan, semillas maduras

ya no hay 
excusas insalvables

debemos guardar en los sacos nuevos
los manojos de razones 
que nos sobran,
sin ser migajas
solo rebanadas de hogaza en armonía
para el instante de la omisión
o del desatino de los labios,

inasibles han sido mis palabras 
bajo la cálida luz de tus fanales,
abstenerse 
de santiguar el corazón
ante la bendición que imparten tus labios
sería irreverente, 
la fuerza milagrosa de tu espíritu
inviste de auroras mis hombros
esquivando las ausencias,
abriendo celosías en mi alma
al rumor del aleteo
que suscitan tus abrazos.

Pacifista solitario
te vi arribar hace meses
a las lindes del cerco de mi juicio,
hacías política 
alegorías a tus planes de mandato
en un intento de adhesión 
de mi vida y de mi paz.

¡Qué discurso y qué vocabulario!

Fluctúa ahora, mi voto en blanco 
en las decisiones otoñales 
que llevarían a ejercer en solitario mi camino,
aquí, no se permite 
ser apógrafo de regímenes pasados
deber ser 
un dominio compartido
entre el ocaso y la alborada
la mañana y la tarde,
sin más pueblo que vitoree cada hazaña
que tu inmenso corazón
latiendo con el mío.


miércoles, 27 de noviembre de 2013

En el taller del alfarero








Y ahora 
-yo-,
desnuda de la voz que se conoce
en los planos del silencio,
me nombro 
en la dialéctica de los sentidos,
sin voz ni voto el corazón
no hace demagogia,
las manos
(hoy), 
testigos fidedignos y la piel
apostillan los deseos
-simbiosis de los labios-,
al caminar sobre los besos
que adoquinan un nombre.

El vacío en omisión
arrienda sus espacios,
endosatario del tiempo y de las áreas
asienta su taller
(moldeador de otras artes),
muy cerca a mis bocetos.

-Yo-,
arcilla dúctil 
caricia entre sus palmas
libre de sílices,
solo greda de la tierra 
maleable a los suspiros
me horma
da formas infinitas 
izándose sobre los relojes 
de su alma y de sus ojos.

Cada lapso 
será un eterno 
soliloquio de mi piel bajo sus brazos,
alquimia alfarera a fuego lento
dará la forma humana,
femíneo rostro de alegría
llevada en conjunción
a la galería de los sueños.


viernes, 8 de noviembre de 2013

A la íntima ilusión



Alma mía


¡Notifícate!

Rompe los silencios y aflora
mis yertos ramajes esperan tu regreso
de astillas y de púas por ti libertos
inmunizados con tu aceite de mística inocencia
en redención para este roto saco
que otrora fue también dolor.

No me ignores

¡Asómate! 


Ante tus grafíticos espejos 
se cuelgan nuevos lienzos
cada uno con paleta de arco iris
aguardan el trazo perfecto de tu afecto.
...

Ya se van borrando tus huellas de eremita
y el sendero que se abre en más lúdico.
No te quedes 
mis alforjas están copadas de alimento
ambrosía de los dioses en los labios
y sobre los hombros
manto suave de cordero
que se agita 
añorando tu regreso.

Seremos dos soles rayando nuevos días
y en vuelo libre, alondras enmarcadas
impúdicos de linos
vestidos de promesas
apasionados por la vida 
bajo lluvia de ilusiones
se sacrifican las tristezas 
y al amor, en búcaro de rosas
lo izaremos 
a los cuatro vientos.


¿Qué pasaría...?



Si escondiera los ojos
(con tanta desnudez que han visto)
no volverían a arrendar sus nichos
a fanales instigadores de los anhelos,

si arropara esta piel
invistiéndola de linos grises
olvidaría la insurrección de los poros
en sus niveles freáticos,
táctiles versos valuando terrenos
ante el inclemente sol de la media noche

si olvidara las estrofas
- mis labios puestos de rodillas-
masticadas en los besos
y la dieta de la tierra que nos mantiene inmunes
con las sal de los filones

¿… qué pasaría entonces
si la primavera que llega
con su docena de cielos
absolviera a esta mujer
de la oscuridad y sus caderas?

¡Ah!

¿Qué sería de ti
pastor que arriba a mis lindes?

Quizás cambiaría tu oficio
de rabadán soñador
encendiendo en tu costado
los leños de las baladas

yo te caminara 
en las cuatro direcciones
cosecha de ti en los inviernos 
sin otra paga que tus manos
el cobertor con tu cuerpo
y fontanelas sobre tu pecho
donde me duerma en tu alma.


La cara oculta del amor




Ella le enseñó el amor,
ese beso sencillo de la brisa
el de la espuma que gorgorea
en los aljibes del espíritu
y se vacía por los afluentes
en calígine sustancia,
deflagra rincones de la razón
dilata las cortezas secas
y humedece de lunas las almohadas.

Ella le develó el corazón,
encendió veladoras blancas 
en el lado mustio de su alma
y arañó con su voz de miel
inútiles párpados cosidos de duelo, 
le abortó con sus horas vivas
su otro yo, clonado de espantos 
el prescrito a ser facultad
de las miradas y de los labios
acicate que le enajenaron 
de su campo enaltecido 
nicho de la flauta dulce 
y acústica para los versos.

Nunca fue, ella consciente
de su resuello de pájaros 
primicia de las noticias
bajo los parpados de su nombre,
en primavera de los otoños
cristal de inocente jácara
de hadas y de los espejos
de la ilusión que recrea
los sueños a la medianoche 
y que caminan muy despacio
en los vacíos del ostracismo. 

Él la formó con silencios
de angustias en duermevela,
silabarios resumiendo su risa
y de las cascadas que se vertían 
de la cúpula de sus pensamientos
subyugando con su luz de norte
el escueto páramo de los suspiros, 
trenzando con dedos indígenas
las utopías de sus flores
bordadas con labios de agujas 
sin dedales que no le hirieran.

Cicatrizan bien sus recuerdos
en el lado oculto de sus pasiones,
elevando anclas 
en un mar de octubre
sin remeros y sin su guía
siendo mar, siendo océano 
timonel de su propia dicha…

… y ella cubrió de velos tristes
la otra cara de su vida.


martes, 5 de noviembre de 2013

Para un poeta pescador




Bajo el dorado domo 

de la tarde taciturna y fría 
una frescura de brisas 
me llega de las riberas,
átomos de mil cristales 
en rosarios engarzados
recogidos en los suspiros 
de aquella playa desierta.

Cantaron en mis oídos 
versos de sus elegías,
volubles soledades 
expansivas de su tristeza,
sed de pasiones y arrullo 
caricias de tiempos idos
guardados secretamente 
en su fibra con nobleza.

Las arenas que en torbellinos 
visten su piel de liras
se unifican en sus cabellos 
decantando sus esencias,
vuelan cual blancas cigüeñas
escalando los alisios 
y con gráciles giros de luces
juegan hoy, en mi presencia.

Sutiles brisas de océano
blancas sílices guajiras
beban agua de panal 
reposen en el ciprés de la sierra,
los ungiré con sonrisas
y de los ocales, olor de brea
marchándose cobijados 
del montaraz que silencia.

Nubes de alondras en éxodo
con alma de diosas valquirias
son las auras de los oleajes 
que regresan a su vera
cargadas de sol y de almíbar 
con sabores a fruto de cumbres
recogidos en mis cosechas 
para ofrendar al que espera.

Relicarios con mis desvelos 
en noches de plenilunio
emisarios son los luceros 
guías para los vientos
lámparas que guiñan sus flamas
desde las altas montañas 
para dejar en su almohada 
mi sonrisa que le sosiega.


sábado, 26 de octubre de 2013

Esculpida




Caliza dulce redimida de la tierra
arcilla dúctil endurecida a través de los pasos
en lejano filón
bajo la lluvia verde de los ascensos
tallada bajo sombras
pulida con labios de agua
y buriles de manos que sacian la sed de índices

geodesias despuntadas a través de oscuros lentes
del escultor natural, ciego a las horas
y con sordera a los himnos que se inmolan
en el taller de las membranas.

Figura formada a imagen y semejanza
de los deseos
piedra angular del sentimiento que vive
sahumerio que santifica los eclipses de la piel
al brindar con el salobre jugo
de los labios
que en re menor entonan su romanza.

Efigie circular
femíneo oasis de yerbabuena
apuntalada por la pértiga ungida
grieta de pétalos vívidos
rosa que suicida un poema en espirales de sollozos
agotando el último suspiro
en el orgasmo de la muerte.
  



En el momento preciso




Solo basta colarme en su mirada
no pestañear
el dialecto  que se dispara en  este trecho
refracta el júbilo del aria en la afonía, la risa
echa al piso la omisión de los labios
y rasga en centurias de liras
la eternidad de mi tristeza.

Hay tanto de sí
en las lindes mi afecto, la ternura entre otras
profuso abrigo de su piel sin ojos
que abarca todos los huesos intangibles
hace malabares con pies de experiencia
y sus ramificaciones de brazos decantan enfermo frío.

Sin esquelas de llegada a la hora de lo incierto
arriba en el tren de la tarde, fundido en el ocaso
valija sin reproches
transparencias de su celo
y brinda la ocasión, con el vino de los labios.

Tambalea el verso en la galería de los folios
y su hombro se convierte en nido
para la alondra que tirita
tramados en el pecho, morada en las tormentas
mantiene encendido el fuego

de la femínea ilusión.



viernes, 25 de octubre de 2013

Soliloquio





 Es una lucha constante entre la razón y el sentimiento
dan ganas de volverse ciega
creer solo en los estatutos de la piel
deshipotecar el alma
al vencer los términos entre los suscritos al silencio.

Inverosímil sería
socavar el pedregal que acuña  el espíritu
minar esa fuerza que se lleva en ristra
la rebeldía de los desencantos
y toda esa colección de melancolías y mutismos
tomándose un decalustro para decantar lo intrínseco.

Sus múltiples recovecos lagrimean versos
no cesa la lluvia de palabras
aún
en los instantes de desequilibrio
vetas húmedas donan su sal de rimas.

Enganchada a la argolla de la góndola
libero pasajeros amañados
largo paisaje entre amores y desvaríos
y son  remeros de estos sueños  
los versos
braceadores constantes
arremetiendo las corrientes de las omisiones.


No es suficiente
ni uno
ni dos
ni un tercer viaje hacia las fantasías de un poema 
vibro con los aleteos
que me izan en vuelos
manteniendo despierta la ilusión
-      al escabullir el dolor-
en los bolsillos del sentimiento. 



    

sábado, 19 de octubre de 2013

Convénceme





Convénceme

de las palabras que arrastras en suspiros
por las divisiones intrínsecas de tus huesos

haz sentir sobre mi piel
la erupción de tus deseos
y en mi espíritu 
pasea con devoción
el sabueso de tu amor 
en custodia de mi alma

y no te quedes
en la boya 
que demarca lindes personales
iza los pendones con el sello de tu nombre
y que en la lejanía se respete
la palma que guía mi mirada.

Murmuras por lo bajo
que llevas ceñidos 
mis eneros en tus manos
y que bañas el torso con la cascada negra
del filón que oscila al leve movimiento
de mi frente en tu quijada 

escindes luego la risa 
en la apatía de mi boca
y en mi anhelo, pincelas el matiz
del beso febril
que esculpe en mis labios 
la huella oculta de tus ganas.

Sustenta con argumentos
y haz practica sobre mis planos

(si te sabes de memoria, las leyes integrales) 

utilizando metáforas 
por decenas 
y que esa fórmula en tu verbo 
haga alquimia en mi corazón
otorgando SI 
por toda gracia.


Cantas
entonas 
y declamas
la elegía que se aborta desde tus fuelles
enredándose en las liras que se templan 
citando mi nombre entre la vida y la paz
sin donar tu cuota generosa
la que te hace varón
con el orgullo del hombre
y que dignifica a su dama.



Siento, luego existo




Soy

la palabra
que se entrega
al pergamino

el signo 
al carbón

los ojos 
a las manos

la letra que en libertad 
se incuba

un cántico
un himno
una oda
a la sazón
del pensamiento
del espíritu
prudente 
y reflexivo

soy 
el alma que huye
de los hilos
y de las fibras naturales

estando afuera
intangible
en tibio mimo
surco el albor de la madera
con trazos coloridos
dando vida
a un poema

alma y raciocinio
piel y corazón
sangre y osamenta
lágrima y sonrisa
eso soy
luego 
existo

alborada
al despuntar
girando 

rutina hipnótica
huellas circulares
brazos abundantes
pupila que cataloga
colores
cifras

pasos de otros pasos
como letras 
de otros versos
que se suman
se funden
se nutren
de amor 
y de esperanzas
de olvidos 
de llantos
de abrazos 
de besos
de amores
y desdichas

por todo ello

siento
luego 
existo.



jueves, 3 de octubre de 2013

Sustentación de los afectos



Disímil el color 
de lo que el alma encierra
y el matiz de la voluntad, 
demandadora de la sensibilidad 
sobre la osamenta.


Debiéramos sumirnos 
en el mutismo de las medias noches
sentados a la mesa de los consensos
con el oído presto 
al susurro que se enerva
y a la piel que expone
las caras del prisma 
de una dicha disfrazada,


la fibra defendiera el relámpago de muerte
que se antepone histriónico
a la dulzura y a la armonía de los sueños
y el espíritu objetara
sobre el exilio de su beso 
lejos de su morada de calor
cayendo en los abismos 
del desequilibrio irracional 
esparciendo hiel 
entre los labios y la lengua
y una sal de miedo 
que usufructúa 
el sentimiento de aguamiel
el que mantiene tañendo 
el corazón honesto.


Legionarios del amor
firmes con el lábaro en lo alto
-principio y fin del ser como consigna-
es misión quimérica
para el ojo que se sorprende 
de la forma y del sabor
desertando de la semilla,
mostaza ínfima que da la vida
que otorga el equilibrio,
alfa y omega
de nuestro universo íntimo.


Se hinca la rodilla
y las cuencas sin candados se derraman,
ecuanimidad entre las notas
de la materia y del alma,
hombro a hombro caminan juntas
por la senda simple
de la otoñal mirada.



Al padre de mi hija II



Proscritos 
el discernimiento y la vanidad
cierran las hoj
as al punto de equilibrio
y los pasos inseguros 
trastabillan sobre sus recuerdos 
-crepúsculo de la conciencia-
cubre la mirada con una entelequia mortal 
sobreviviendo ese corazón de oro 
que se revela a la extinción del fuego 
del brasero que fue 
su escenario de vida.


Páginas de olvido se cuelgan en el año trece
y codificados en su bitácora 
las miradas y los perfiles
la musicalidad de las voces 
los vibratos de las risas
y en carpetas que solo él reconoce
los aromas que le usurpaban
pincelando en su alma 
besos hechos canciones 
fotografías que ahora se guardan 
en los anaqueles de su espíritu.


Fue el calor de los afectos 
navegando en sus caudales
el santo milagroso que floreció los ejidos
y esa sangre núbil tamizada entre mis fueros
escindió su mirada ausente
(indultando la tristeza y la erosión en la memoria) 
lloviendo besos filiales
los TE AMO almacenados
celebrando veintiún calendarios
de su joya favorita.


Fue el más grande regalo
que sin ser recibido entre sedas
con el timbre de su voz 
nos ratificó su amor 
mientras viva.