domingo, 24 de abril de 2016

Luna




Miro el cielo…

Lo avizoro misterioso y profundo
del matiz de la hulla extraída de la tierra
o de mis ojos llenos de nostalgia
cosidos a la luna
al despuntar fría y pálida entre las nubes.

Es la noche, jardín de sombras y de luces
que rinde culto a la trashumante que perturba,
intemporal criatura que en el negrocielo
vigila, con su bagaje de promesas a los sensibles.

La noche, carruaje de estrellas temblorosas
pendidas en las oquedades que no coagulan lágrimas,
innato anhelo bajo los párpados
en duermevela que espera,
dualismo del sentir humano
entregado a la equidistante luna.

Miro el cielo…

Gazas danzantes sobre el sombrío espacio
ondulan sus guiños de cortesana,
me se viva bajo la reminiscencia de su luz
y la memoria revela en el fragor de la duda
una vida extinta 
cancerbera fiel aterida a mi alma.



viernes, 15 de abril de 2016

Alquimia



La madrugada riega en mi piel sus notas ,
humecta de sonidos
la capa acústica que se adhiere a los huesos.

El sol es un dios que juega a la alquimia
transmuta y decanta,
son esas ecuaciones
digeridas en las primeras horas,
las que establecen patrones óptimos en mi naturaleza
y un calor de vida
en la entraña que palpita.

Soy el resultado químico
de las auroras,
tamiz del pensamiento mezclado con la materia,
figura geométrica, circular o elíptica
con un radio que conecta
al centro mismo de la vida.



Amiga mía




Mi corazón dio un gran salto,
omite amaneceres
luces falsas que se filtran en el cielo.

Las noches y yo,
ellas son el patio de mi pensamiento,
mi espíritu siembra en la inmensidad de la noche
y me otorga en las madrugadas
una mies invisible
perenne hasta los ocasos.

La noche, hábitat de mis ojos
ensordece en mi carne

el paso del tiempo.




jueves, 7 de abril de 2016

¿Cuál oportunidad?










Y  nos jactamos de las  oportunidades…,

esos gestos de generosidad
que se despachan desde el orgullo,
trama de colores sólidos
en cobertores pasajeros,
alertas en cuarentena de fantasías
con un millar de amaneceres
y unos brazos como abrigo.

La ocasión de ser recíprocos
con las ilusiones que se nos formulan,
la mirada que identifique la caligrafía de los gestos
o el oído que perciba, los tañidos en la sangre.
Son esas oportunidades,
índices arquitectos 
con elegías restauradoras
de párpados mutilados 
de labios incoloros,
curadores específicos
de acuarelas escondidas,   
de la desnuda desnudez 
que nos inviste el alma.

La oportunidad de ser izados
en las estaciones de la jornada
y que nuestros nombres se balbuceen
en cada trino, con cada luz
a la media noche, al rayar el sol
en cada aroma que el aire surque,
en cada paso avizorando un rostro
en las caderas que se contonean
en libertad de los cabellos
en la risa suelta,
en la lírica de la voz,
en las mañanas, en los ocasos
bajo la lluvia, con el sol a cuestas,
o bailando intrépidos
bajo la luna.

Nuestro orgullo llueve desde la entraña
oportunidades temporales…

¿Y la oportunidad de vivir…?

Ese tiempo que a todos se otorga
de ser
de amar
misioneros del universo,
ese tiempo de ser instrumentos
en manos tejedoras
por la alegría y por la paz.

Herramientas que siegan lágrimas
al otorgar  desde el corazón
semilleros de esperanzas
fertilizando miradas
cultivando día tras día
la fe y la confianza
en el amigo, en el hermano
y la palabra como estandarte
izada desde la mirada
con lealtad y honestidad.

La oportunidad puede ser un minuto 
o una eternidad de ser feliz.