jueves, 26 de noviembre de 2015

El verso que no se escribe





En la arbitrariedad de las horas...

Estos huesos 
de mujer de enero 
se sacuden, 

ciprés en ventarrón de agosto,
ráfagas 
las manos y las bocas,
cimbran, azoran
la suave corteza que los envuelve. 

Madreselvas por las paredes 
los labios, 
podan y celan 
limpian 
llamando a la estación dorada, 

media docena de pétalos 
se tornan manojo 
para los sentidos. 

Se incendia el bosque en la piel, 
vuelan las aves 
sobre ojos atormentados. 

en ríos ocultos se navega,
cruzadas en valles inhóspitos.

Deserta la magia 
y dos soles 
mueren en la sed de la angustia, 

el barro se ha cocido, 
salmuera de versos que acoge la carne 

ríen las sábanas 
fermentadas de vino 

todo fue, 
todo es 
una oración sanativa 
sobre las sienes 
de un soneto.


miércoles, 25 de noviembre de 2015

El adiós





Las paredes del orgullo
limitan la franquicia de los sueños
y es ese silencio, 
candado que acuartela
las palabras del amor 
entre las frías soledades 
de la desconfianza. 

¿Desde cuándo perdimos la inocencia? 

El temor a ser heridos, 
a los vacíos que quedan 
en la exhalación de recuerdos, 
a inhalar el mismo humo 
de hogueras pasadas, 
crisol que ahoga un haz de luz 
llamado vida. 

Los ventanales de la conciencia 
desisten de conciliar, 
párpados egoístas se cierran 
a un mundo equidistante, 
otros ojos 
tristes como el invierno, 
huertos desnudos de rosales 
sin aves que agiten 
los espectros de las pupilas.


¿Nos equivocamos?



El alba lavó mis ojos
con el fulgor de otras miradas
y vuelve a germinar la calma 
en el barrizal de la discordia.

¡Nos equivocamos…!

La soledad que te acompaña
no se rinde,
arma conciertos en esas horas arbitrarias
y seduce tus momentos 
con el verbo y sustantivo.

La mía, 
siempre ronda las sandalias
anula hebillas y deja libre los talones,
hace yoga en los silencios
y me invoca cada noche
a ronda de recuerdos
erizándome la risa,
signa en mis labios 
los besos del pasado
y me desnuda 
en el impudor del pensamiento
acotando entre los huesos
la sensibilidad de mi alma.

Amigas 
de viaje en calendarios
nos encontraron en el pasado
desahuciados del afecto,


la tuya, señorial y seductora

la mía, rosa que adorna 
la madurez de mis cabellos.






jueves, 19 de noviembre de 2015

Y seguimos



Incluso
hasta este diciembre 
llegan las fechas que fueron puntal en la palabra,
irrumpen con raíz de un verbo único
sobreviviendo a temporales 
y a veranos esteparios
sin otro oficio que inventar abecedarios 
que resguarde el hálito
en el océano de recuerdos.

No sé explicarlo,
tratar de omitir, acota mis defensas
ecos con dientes 
muerden la lengua del olvido 
despertando los ayeres 
con fachadas de grafitis, 
frases agresivas y burlonas
del verso que otea 
en la conciencia y al desnudo, 
residencia de la fe y de la mirada.


Incluso
en este diciembre,
no somos libres de eludirnos
coincidimos, 
sobre los tablados de un soneto
llegando sin querer 
hasta el último verso que se declama,
con suficiente color 
para que las manos del espíritu
entrame los suspiros.

Las huellas siguen vivas
por debajo 
de la carne y de los huesos,
nadie podía intuir
que se adhirieran a la razón 
con tanta diligencia
como si nos hubiesen escriturado 
ante el juez del universo,
ser páginas numeradas
por el frente y el envés,
de un libro de poemas.









sábado, 14 de noviembre de 2015

Madurez


Un camino sin retorno y su empedrado
cada vez, es más abrupto,
paisajes esmeralda, surcaron su estandarte
hubo fiesta
y el oropel, brilló  entre sus pestañas.

Es la tarde de sus sueños,
vestigio y sandalia, apostillan su legado,
el frío de las cuatro se abate entre sus linos
y el espíritu nostálgico
silencia la palabra.

¿De qué sirve voltear sobre los pasos
y sonreír?   Las mariposas yacen muertas
dentro del útero,
nadie escuchó su aleteo
en el vientre,  que fue beso en la mañana.




Alevilla




Leve, ​
frágil como el suspiro 
que se ahoga en la garganta 
ante la emoción de un beso,​

ballet de una rosa en apertura​
en soliloquio ante el rocío,
al extender sus pétalos
en binario tornasol, 
pañuelos blancos, 
gasas que se agitan 
en la despedida del sentir.​

Notas enlazadas, ​
cadenetas armoniosas que susurran
pentagramas de versos en su lomo,
quinquenio de sonidos que se extienden
en las llanuras de sus alas 
festejando la bondad y la ternura.​

Pero, esas mariposas...,

aquellas carentes de colores,​
ciegas en la entraña que palpita,
las que un día hincaste 
con palabras y con versos,
las que sobrevivieron tantos meses
con tu voz y tu alegría,
esas...​

¡ Esas han volado!​