lunes, 27 de mayo de 2013

Reír en ti





Reírme con tu boca

oxigena mi lengua y paladar


franquea las barandas del mutismo
y ensaya los conciertos con mi voz 

¡Avanza…!


será la luz de tus retinas
antorchas en mis ojos,
alza los esteros
custodios de esa vida que titila 
góndolas de agua dulce
mecidas en la pila de algún huerto,
enrédame en el boscaje
abierto de tu horizonte 
liberando el hambre de hace años,
bocado de ti en mi deleite
pacificador de mi cintura
enarbola carteles de mil manos
en la protesta airada 
de mis años infecundos

¡No!, a la restricción de los besos 

¡No!, al olvido de las ecuaciones de la sangre 


busca el resultado en mi piel
liberando los incisos 
en cada ilación de mis yo
en los besos baldíos
que quedaron rezagados por olvidos
de otros muertos…


Camina//ante


en lo inmortal de mi cuerpo
indaga por la sombra de mis deseos
adheridos a las paredes de mis versos
cuando tú 
eras apenas un reflejo
de algún canto 
que se alzaba sobre las tejados
maullando un alarido
de tu alma
esperando ser habitada 
en un por siempre
con mi nombre.



Criterios en la ley del afecto





Tu amor
-contingencia probable-
lo apostilla 
par de cientos de elegías 
y el hálito que se esconde 
detrás de los suspiros. 

La felicidad 
-contingencia eventual- 
lo asevera 
los ocasos encendidos en las miradas 
y las alboradas de un quinquenio 
crisol en el espíritu. 

Olvidarnos 
-contingencia remota- 
nos hemos viajado 
nómadas por lindes y propiedades 
bebiendo en los descansos 
la frescura del alma. 








En huída





Escapada entre mil ojos 
y en cremalleras de distancias, 
trashumante vespertina 
de las huellas que aún no se secan
del derecho y del envés 
de la cutícula que sobrevivió a los verbos
curtida de salvia dulce 
y de las vid que sació sus fuentes. 

Desnuda de las voces 
que acrecentaron delirios 
huyó de rezagados ecos 
inquisidores de las esquinas 
de acústicas que tañeran aún 
acordes de lluvias nocturnas 
y de atávicos corales rojos 
con memoria bajo sus párpados 
secuestradores de luces 
en la oscilación de las esteros. 

Escapada 
confabulada con otras cuencas 
lectores que prestaron lentes 
en la sumatoria de los arcoíris 
vadeadores de horizontes 
tornándolos postales lúdicas 
al posarse sobre los hombros, 
afuera de una boca cosida 
sonrisas sin haber sonrisas 
dedos nadando entre peces 
con falanges fatigados 
y fuelles intercostales 
fumigados de nogales. 

Desertada de la hornilla 
de los besos y de las brasas 
esquivando lo ineludible 
que la forja estrella sin brillo 
corre en búsqueda y a ciegas 
de un hombro que apuntala frentes 
y entre estopas de una camisa 
en adopción entregar sus lágrimas 
nacidas en poemas dúctiles 
que se exiliaron sin darse cuenta. 

Eludida 
escondida en la elipsis de los sueños 
simulando ser plagio de sus fibras 
y maquillada con cinco espejos 
en un viaje de tarde y media 
a la hora de la tarde 
tarde que no adoptó sus sentires 
retornando con la misma pena. 

En la duermevela de altas horas 
huye mustia y resignada 
en pasajes de dicciones 
de versos y de poemas. 









sábado, 25 de mayo de 2013

Paola Cristina






¡ Hija !




Hay momentos especiales en el universo…,



uno de ellos 

cuando Dios, 
admirando la belleza de la tierra 
quiso compilar en una sola condición
toda la esencia
que al hombre concedió,
aunado a la gracia
y a la belleza del amanecer
con un sentido adicional
en su interior,
el de escucharlo a Él
cuando le quiera susurrar.

¡Bella en su género, es la MUJER!

y fue lo último 
que sus manos de artista forjó.

¡Tan sublime en sentimientos
que le confirió la devoción !
serenidad en la mirada
plagiándole sobre las retinas
las partituras 
de la subliminal sinfonía
que canta en la naturaleza.

¡ La ternura de lo divino !
y es su vientre el que forja
la alquimia del amor,
linfa y fibra 
con su varón conjugada, 
en su propio dolor dará vida,
como en su unigénito
Él nos lo entregó.

Paliativo en la punzada
zurcidora de las heridas 
suavidad en la caricia 
y en el beso redentora;

sus luceros 
omniscientes guías
que las miradas traducen,
cuajándose en cristales tibios
cuando en su entraña la emoción palpita,
abrigo en la tormenta
con brazos en extensiones 
y el corazón 
alforja hecha panal 
para los que tocan su puerta...,

Son estas razones 
y miles más
por las que hoy 
mañana 
y los días venideros 

niña de mis ojos, te digo:

¡Cuánto te amo Paola Cristina!

Ruego al cielo, ángel de mis horas
para que sea solamente 
felicidad y éxitos 
los que adoquinen la senda
por donde tu viandante sonrisa...

¡ Lleve paz
lleve alegría
y gratitud !



Enigma del alma




¿Cómo definir el alma?
¿Qué decir de esta fuerza cósmica
empotrada 
-un instante de la eras- 
en refugios viandantes que envejecen 
embajadoras 
de la alianza y de la luz? 


Incólume en infanta residencia 
inocente a los vicios 
allega dulce en capullos de ternura 
y en crisol 
mama la conciencia de la tierra. 




Son estos planos de luces y de sombras 
virtual hogar 
con ojos y sentidos
lienzo cóncavo
océano de moléculas que se adicionan
que circunscribe arabescos fascinantes 
permitiendo equidad
entre el elemento 
y el principio. 


Y se enamora … 


y ese orden de códigos inmortales 
la fibra lo percibe 
lo supone 
hace apertura a los estuarios 
y se acrisola en uno solo 
con el hálito que arriba 
consignado. 


Ya nada es igual 
sobre las cúspides 
de los horizontes 
haz de albores se suceden 
sembrada la semilla en el misterio 
se iza benigna 
entre los huesos 
agua intangible que alimenta 
el caminar constante 
por los senderos 
de la vida. 


También … 
algunas veces…, 


¡Ella se equivoca! 


en el vértice que adopta 
espinas marcaran sus flancos 
sin hojas 
sin flores 
sin frutos 
solo existiendo en el limbo 
hasta el día aquél 
en que sus leves huellas 
serán brisa 
sobre las lindes 
del olvido. 
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martes, 21 de mayo de 2013

En el amanecer de gloria




Se transmutaron las dicciones
oscilaron las reservas
y la paz del alfarero
esculpió en su greda
espirales

clepsidra de un sabático
rumió los corredores
del hueso y sus óvalos
esteros inconstantes
develados en asombro
los silos de los cielos

pupilas del alma
rastreadoras elocuentes
del calor ceñido en los atajos
enseñaron su avaricia
al tintineo de los labios
en aguas infestadas de salitres

sin prisa el crepúsculo
con afanes los sentidos
bracero de inéditas notas
y humeantes en la zafra
libar en duermevela
del vino tamizado
en los espasmos

celestina vigilia
que descolló latidos
en un día de gloria
tañidos parpadeantes
enarbolando nombres
en los alcores prístinos
del corazón enamorado

... sonrío tu sombra
al entrever mi imagen
que en gastado cansancio
se aquietó serena
al roce de tu limbo.



domingo, 19 de mayo de 2013

Apología del alma







En los espejos que me asisten 

yace la pregunta…



¡Omisión!

Ella
-mi alma-
ha volado en la alabanza que suscitan las dicciones
flamante entre los geiser 
que se alargaban en la piel
a la erupción de lo introspectivo…

y se asusta ante el vacío
que deja la ecuación de los olvidos,
cercenadas las vid en agridulces
de camino a la zafra.

Tiene la forma de un prefacio inconcluso
resumido a una franja
fe que resbala por la linde que la especifica.

¿Qué le queda? 

Desnuda de pashimas 
percibe los labios del cascajo gris
y la inspiración hierática
tiene hambre de lo divino.

Doblados los párpados ante el ara
no logra asfixiar los pabilos que arden
ecos en multitudes la persiguen:
imágenes descalzas
bautizos que hace hijos de los cielos 
y verbos que ondulan los espacios fríos
musitando aromas
de sus huertos.

¿Omisión?

No lo es...
solo es el silencio que me inviste.




¡Enséñame...!,

esa oda simple
que deje en cristales diáfanos
la réplica que aguardas.



sábado, 18 de mayo de 2013

La poesía de Abril





Siénteme 

en el milenario bramido 
de las historias de los que partieron,
respírame y libérate.


Háblame
en las lluvias agobiantes
destripadas contra los cristales,
deja tu voz enredada
para que teja con mis labios
bufandas de canciones.


Límpiate la piel 
con esta piel que escalda,
exhumándonos los huesos
del pleamar que nos succiona hilarante.


Invéntame y moldéame
en un solo beso y que se extienda amanecido,
salmueras en erupciones de tus lagos termales 
al fuego de tus ojos 
y al crujir de mis caderas.


Se poema en mi poema,
roza las liras de mi alma
y escribe las partituras con un alfabeto simple
apostillando en cada folio
las huellas de tus deseos.


¡ Siénteme!

                 ¡ Háblame!

                                           ¡ Límpiame!

                                                                ¡ Invéntame!,


como si fuera la primera vez...

y que un atardecer impúber 
se difume en mis trigales.



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Homenaje a la poesía eterna, 
encuentros de Abriles 20 y 23
Bogotá D.C 

A esa mirada...









Está en mis manos
el espectro de esa mirada que se extravía
en el filo mismo de un desértico infinito.

¡Cómo se malgasta!

¡Cómo se pierde!

Infecunda mirada plasmada en pergamino,
ausente del cosmos,
imprecisa,
sin humedad,
enclavada en el alto collado
donde se surca el relieve
de las eras de su tiempo.

¿Qué diría ella…
si tuviera en frente,
la alborada de dos soles
y le alumbrarán?

¿Qué extraña combustión suscitaría,
si cual saeta,
atravesara las distancias
y en esa yesca peligrosa,
encendiera llamaradas?

¡Que no se derroche!

Déjenla que encuentre
las vibraciones del arpa que interpreta,
movimientos de su alma perturbada,
déjenla que inverne
en el paroxismo oculto
del verso que la aclama.

¡A ella,
a esa mirada!

Permítanse
tener dueña
y se congratule en las inquietantes olas
de los lagos que le azoran,

permítanse
ser brisa entre las redes
de los doseles curvos que ocultan
la suerte del destino,
advirtiendo
el magnetismo al que se expone,
geodesia cálida, natural
con aromas de esperanzas,

que arrobe los sentidos
y proclame con angustia,
la palabra que se ofusca
que se esconde
entre la dermis y los linos,
la que cabe en una gota de lluvia
y estalla en la frente
de aquellos
que se encuentran.

¡A ella!
a esa mirada…

la que hago mía
al roce de los índices,
la que trae su sonrisa,
la que su voz me acude
y que la hace brotar en su garganta
mi nombre…

¡Porqué me llama!



viernes, 17 de mayo de 2013

Poesía en las manos





Hoy, 
él se me enredó en las manos 
haciéndose poesía, 

dejando sobre mi boca
el sabor de su verso,

fue
nombrado tantas veces
como rosario de besos
en la cruz de su carne,

marchó
olvidando sus manos
asidas a mis caderas,
terraplenes de mis oleajes
cuando bañaba sus costas,

se quedo entre mis ocasos
que lo hicieron más hombre
dejándome en el vientre
un búcaro de semillas,

esculpido con mi lengua
con mis párpados
y con mis pupilas,
ungió al tiempo mi piel
en abrigo de media noche,

sabiéndose amado, 
partió
llevándose mis labios,
los que gritaban su nombre
en la eyaculación
de su origen,

emigró hacia mi espíritu
con un fardel de sueños
dejándome ciega y muda,
amplificada en mi nombre
con un sombrero de risas
y pincelada de besos
en el lienzo 
de mi vida.


Tú, mi amigo leal





¡Estás aquí!,


irrumpiendo con tu circular afecto,

diligente el arrullo golpea el tímpano
tornándose mi espalda, pared para tus brazos,
tu hombro, refugio tibio para el ave abatida que sucumbe
develando la faz sobre la cornisa
para tu boca que apostilla la frente,
acampando en mi espíritu
el latido que redobla en tus costillas.

¡Ay, amigo!

Tres lustros me han bañado tus pupilas
y persistes en tu lluvia,
con esa sonrisa que descuaja mis tristezas
e inunda mi garganta de jolgorios
cicatrizando las ausencias
luego,
haces fiestas en mis cabellos
trenzando con los dedos
el luto de su natural esencia.

Te conozco,
me conoces,
el empedrado que lleva el beso de mi andar
ha cruzado tu senda, muchas veces,
pero esa fe tan obstinada
ha sido testigo ante un domo fúlgido de vida
de un sentimiento eterno
leal a su estructura
y a la amistad simple
que respeta lindes
y nunca se antepone a la felicidad ajena.

Amigo
en alboradas de introspección
una oración volará hasta tus manos,
sombrilla ante el infortunio
y benefactora que resguarda
tu felicidad y éxitos.

jueves, 16 de mayo de 2013

Puentes colgantes




Hay puentes pacificadores,
voluntades conectoras de riberas
zanjadas por tristezas,
ácratas entre aguas estancadas,
vadeadores de cauces narcóticos
con miradas de latido.


Puentes que tiritan al sentir los pasos
de afrentados ojos
al huir de prisa,
disipan miedos al apuntalar sus huesos
entre el légamo entapetado
por follajes descoloridos.


Hay puentes
en latitudes de orfandad,
puentes que se estiran a la necesidad que espera,
gloriosos de risas
ante el naufragio de la ignominia,
envueltos en arias de espumas
redimen los tañidos
de bronces mustios.


Puentes de luces
puentes de peces
puentes de moras silvestres
puentes que se forman con besos de hogazas
sentenciando firmeza
en la profundidad de sus pilares.


Las tormentas tiemblan
ocultas en el miedo,
retablos con sogas se levantan
izando el amor
sobre pedregosos recuerdos.




miércoles, 15 de mayo de 2013

Signos marcados





Solo bastará fijar la mirada
en los lienzos que cuelgan de la ventana
y es ahí
donde está marcada la historia,
indeleble historia
para la pupila del expectante
que la ha bebido con los ojos del alma
en un por siempre.

Un poeta
no deja de serlo
de la noche a la mañana,
es un signo con el que se ha nacido
y solo otro igual
descifrará sus trazos
los que se conjugarán
en el silencio de los cánticos,
desgarradas notas de las liras
al unísono en los cielos
quedando titilando en las estrellas
la luz que los reunirá
mientras estén vivos,
se escucharán en lejanías
a los cuatro vientos
o en el mutismo de los ojos,
también
en medio del bullicio o en algún lecho,
intemporales
sin espacios
por que el misterioso universo
fue el que los sitúo
en los mismos planos y vértices
coincidiendo absolutamente
eternamente.

¿Qué huellas deja la carne
que marqué el espíritu
en lo sutil de su esencia?

Lo que el alma aprendió
a percibir,
a sentir sin rozar
se acrisoló antes de llegar a la fibra.

¿Qué importa la fibra entonces?

Antes de que los hilos sean polvo
antes de reversar las pupilas a la nada,
nos volveremos a reunir
con los ojos del corazón
y serán uno y todos los versos,
cadenas que los concilie
en este plano
y en la eternidad,
para siempre.

En la búsqueda de la poesía




Busco como tú 
la poesía
letras que escindan en mi piel
a la caza de mi otro yo
que dé su rostro
y otorgue la respuesta a mi sentir.


Maquillaje de albardán 
llevo en la mirada 
y remolinos de lluvia sobre la piel,
mastico letras guisadas en la nada
narcóticos del alma y de los huesos 
abanicos en las manos castigadas
silencios grises 
purgando su omisión. 


Busco como tú 
en cada sótano
de esta capilla, oratorio del amor 
el verbo que ha volado entre falacias
fantasía 
en sus márgenes opuestas 
avizorando nubes que acuartelan
la fe de las sonrisas y de los besos
denuedo que otorga generoso 
gracia y vida a la ilusión.


Quizás encuentre nichos olvidados 
al abatirse muros perniciosos
los que mordieron mis pies 
ahora desnudos 
y les lave las mentiras fermentadas
dejando limpias las pisadas en mi reloj. 


Busco como tú 
la ansiada poesía
que enjuague mis cabellos con aromas
de simples besos 
cosechados con las manos
obedeciendo el sol de los cristales
y dejando en paz 
mi corazón.

lunes, 13 de mayo de 2013

Como beso de mujer








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como beso soy en ti
un ósculo longitudinal y húmedo,
sutil hormona zurcidora de tejido enfermo
broquel antepuesto a la deserción de los sueños
inmunizante a la tristeza en horas permeables de afonía
beso circular adherente con mil bocas y labios bermellones
barítonos en los oídos de tu piel, receptora al tintineo de la voz
que emigra de la entraña de mi carne para horadar en la salmuera
acuosa de tu fibra. Beso con sabor a fruta madura, de néctar dulce,
insulinas de montañas regadas por los pétalos febriles de mis rosas,
paradigma del sentir extremo, en horas viudas de la luz, en bostezos
de la piel que se abre sin medida para albergar la saliva del placer, ella
la que se vuelve pentagrama en mis conciertos, acordes para lenguas
binarias del amor y verbo dilatado sobre esa estera bruñida con miel.
¡Si, como un beso soy en ti!, jugoso y profundo, reservada cosecha
para el tiempo perfecto, ni un antes, ni un después, el ahora llegó
encendiendo fanales en la oscuridad de nuestras desdichas
y soslayando la umbría tristeza que aún se aferra literal
a las lindes de tus pestañas y a los bordes de mi ser.
Soy beso circular, oval o elíptico, emigrantes
puntos sucesivos, cadenas de signos
en los renglones de tu ser.
--------------

A las doce







Ahora
el abstracto del silencio me recubre
y los pensamiento sobrios
se acuartelan,
retraída 
en fetal visión inverno,
fuera de la estancia 
llueve el misticismo,
mientras 
los ojos se doblegan
por su carga de cansancio,
me miro de afuera hacia dentro
y me nazco
de la nada 
en un todo.

Preciso bordar
la dermis con estos versos,
suspender el repique de las cuerdas
y encerrar en su aljibe
la que sabe de café y da el perdón,
se cristaliza la fibra
y los nudillos se aquietan
en garfios enmohecidos
por la bruma del mutismo.

Aún 
parpadean
partículas refractivas,
filigranas de los espectros
del azul de mis sueños
que rozan la pupila y el alma
de los ciegos,
planean en los bosques
sin mojar sus pies
en el rocío intangible
que me cercena
el canto
y secuestra mi alma.

Puestos en olvido





Ocultos
en los anaqueles los versos,

tan vasallos -ellos-
de sus palabras…

araron
sembraron
cosecharon…

-ocultos-
anestesia se configuran del alma y del abrazo

¿si rompieran los paréntesis en deserción?

sucumbiría entonces a cada ruego
desnudando las oquedades ya sin ojos
esperando ser habitadas,
anhelando ser anhelo
otro verso en crisol
ansias del oído
a la acústica profana.


Subrepticios
apaciguan…

no se escucharán en los ocasos
voces que fomenten
adoquinar folios con letras incendiarias,

silencian las campanas
y los párpados del pecho se descuelgan
echan picaporte
y encomiendan las llaves,

tras las hojas

-ocultos ellos, los versos-

atan ese amor
envuelto en los papiros
de un cuarteto.


Sin promesas
sin versos nuevos,
solo el sentir represado en el espíritu
convicción de pertenecencias,
intemporal en todos los tiempos
siendo el espacio que irrumpe
todos nuestros vacíos.


-Ocultas -

en los paréntesis las elegías
mudas -ellas-
aromatizan la estancia de sueños,

cimbran
la penumbra de trinos
clonaciones imperceptibles
de sus cánticos alegres.