domingo, 27 de marzo de 2016

Puntos cardinales en el día de Pascua














Las miradas reconocen mis orillas
hacen de mí, un puente de afectos,
las sombras que se acercan
cualifican mis relojes que marchan sin descanso,
estrellas rutilantes, por el lado Este
añoran decantar sus dulces soles
en mis piedras y arrecifes,
refractan la sonrisa de una tierra sana
y transbordarán a mi carne
la fastuosa savia de otras aguas fértiles.

Del oeste, del lado del tic tac,
pechos balbucientes de rencores,
enjambre de grises perturban en lo alto
los gallardetes que citan perdones al olvido,
marcos rotos se encuadran en sus caras
distorsionan la alegría,
arterias tumefactas de tristeza
ungen mi corteza con veranos proscritos
y mi carne se hiende
ante la negación de la primavera,
no una, ni dos, ni tres, incluso
en la vigésima estación de la pregunta.

Del norte, aún soplan vientos
llegan perfumados de nostalgias,
trozos de oraciones se escudan
en la sacra desnudez de la palabra,
arriban sin ojos, sin lengua y sin piel
los huesos son latidos que se ciñen en mi frente
y mil perdones llueven en mis labios
entre las sombras y el estío
entre las notas, el verbo y yo.

A mi Sur, un cosmos infinito,
inmutable como el corazón de lo más lejano
se acercan sin alas y sin banderas
y en la rivera de los sueños
alcanzan las plantas de mi hambre,
vinotinto que sosiega la garganta de la ausencia
perforando la última imagen de sus nombres
en un mapamundi de fechas y de risas,
burbujean sus ojos en un caldo de recuerdos
de mis equidistantes horas,
cabalgan sobre mis lomos
empuñando pañuelos negros
de soledades.

Oeste, Este
Norte  y Sur,
mi universo se comprime
en una lágrima y una sonrisa en una tarde de otoño.
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Fotografía de la Artista Plática Zamara Arias Rodríguez
Barranquilla -Colombia



jueves, 17 de marzo de 2016

Así es el amor




Un instante inmovilizado el tiempo
y esa mirada que traza un destino.

Permite coincidir la nostalgia que acorrala
con la ruta de tus ojos
en la alborada de esos párpados
desplazados de tristeza
y que perturban mis preceptos,
veinticuatro horas de vida y siete días de indulgencias
que incluyan el día domingo
y que ese orgullo se arrodille
a la insistencia de mis suspiros. 

Íntima locura y que crece a borbollones,
no hay puente que atenúe la descarga contra el alma,
las notas de tu voz
alondras al surcar distancias
 las escucha mi corazón en la algarabía de tus huellas.

Artesana de la palabra, mi boca borda los sueños
y mis labios sellan fisuras
en las roturas de nuestros nombres,
sombras bajo la piel,  insurrectas sobrevuelan
la entraña que me reconoce
al demandar la salida.

Hay un tejido que entibia la candidez de este murmullo,
se desnuda del deseo y del ímpetu de los sentidos,
trama urdida de fe y que sostiene con alfileres
al verbo que se ramifica en diagramas por las venas
son ascuas con luz de tu fuego, ávidas en mis pupilas
copado de otoños nuestros,
lluvia en millar de canciones.


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A la memoria del padre de mi hija







sábado, 5 de marzo de 2016

Intuición




Las sombras ocultan el miedo que se mece infame
                                          entre airadas voces,
las sombras susurran tu nombre, hienden y salan
                                          la pulcritud de tu espíritu,
las sombras huelen las quejas, incertidumbre y lágrima
                                          sazonan su potaje,
las sombras, murales de las calles, sístole y diástole
                                          a cada pestañeo,
las sombras,  gargantillas de ojos que adornan las ventanas
y se cuelgan burlonas
en los aleros de la media noche.

Las sombras, el miedo, tu nombre, mi amor
rosario de cuentas,  alas en la invidencia de mis labios.
Las sombras, en la oscuridad disipan su talla, se arrodillan
la aldaba enciende en sus sienes, pabilos de emoción.

Las sombras, tu pena y mis brazos, trinitaria fórmula,
tu mirada un lápiz que escribe, tu piel soneto húmedo
                                         que tiñe la noche…

Un verso claro inhibe el silencio,
las sombras, tu rostro y el cielo…

¡El párpado tiembla, tu lágrima y yo!

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(La intuición de las madres con sus hijos, nunca falla)