Amado
es esa mirada que asalta
la distancia
en la fracción que delata los
eneros,
su silencio invita a la adhesión
al partido de la fe,
inviste
con la camisa del color de
los crepúsculos
e instiga con la sonrisa
al generoso desafío del
sentimiento.
No sabe de metáforas y de
Neruda
apenas fue un regalo
sus Veinte Poemas de Amor.
Mi amado
degusta la palabra que
aflora natural
de la razón y del espíritu,
del norte al corazón
y del sur al vientre
es río de agua dulce, augusta
y sonora
baña las paredes de la
melancolía
y la pinta con el matiz de
la alborada.
Ignora que mi carne es poesía
y que mi voz
ha tañido versos medio siglo,
ha tañido versos medio siglo,
le eriza la piel
cada verso que le suscribe
mi boca
y mis manos, herramientas
siembran letras a lo largo
y a lo ancho
de sus caminos colmados de
cipreses,
se olvidan las fatigas
y aquellas heridas cubiertas
de abrojos.
Teje a diario palios de
protección
y me invita a su hogar muy
cerca del fuego,
humecta mis riberas con color azul
desnuda los huesos
y libera las mariposas bruñidas
de paz
en las medias noches de
luna.
En mi elegía
la entonación va con su acento.
la entonación va con su acento.