
Este río
revuelto de incertidumbres,
esta loca
travesía de miedos,
te aleja
Diego 
de la capital.
de la capital.
Te miras
y no te reconoces 
dentro tuyo,
el vacío
la
tristeza y la nostalgia, 
tus alas rechazadas
por los relojes 
y la
angustia ácida de las calles insensibles,
atan tu
espíritu, 
sacrifican
tu risa
y
retornas entonces 
infectado
de urbe
a tu Cercado de Piedras,
menos
saturado de oropel y de vicios,
los que
aquí, afrentan la mirada
la carne
y los huesos,
incluso, la palabra desluce su brillo
deja de
ser firma en la boca que la expresa
y el
compromiso sin sello
se pierde
entre el interés. 
Te
distancias en paisajes,
redimir el
verdor de tu espuma
es tu
causa y efecto
la vida como
acto de esperanza,
el amor genuino
humedecerá tus manos 
para ser
mariposas 
en almas por las que vale vivir.