martes, 23 de septiembre de 2014

En la cárcel del silencio




Apenas el arrullo de las auras y los cipreses
y el albergue escuálido
de unas doradas briznas,

tan desnudo de la vida
y la vida desnuda en su piel,
polvo trocado en un cuerpo
y un cuerpo rendido ante el polvo,

dolor y angustia en arabescos  
sobre su lomo se extienden,
nada es y la nada, es su mayor empeño …

Cárcel de delicado aroma
y hospicio para el canto arisco,
su piar es un aria sin cálamos...
prosapia que encumbró los cielos.



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