Las
sombras ocultan el miedo que se mece infame
entre
airadas voces,
las
sombras susurran tu nombre, hienden y salan
la
pulcritud de tu espíritu,
las
sombras huelen las quejas, incertidumbre y lágrima
sazonan
su potaje,
las
sombras, murales de las calles, sístole y diástole
a cada
pestañeo,
las
sombras, gargantillas de ojos que adornan
las ventanas
y se
cuelgan burlonas
en los
aleros de la media noche.
Las
sombras, el miedo, tu nombre, mi amor
rosario de
cuentas, alas en la invidencia de mis
labios.
Las sombras,
en la oscuridad disipan su talla, se arrodillan
la aldaba
enciende en sus sienes, pabilos de emoción.
Las sombras,
tu pena y mis brazos, trinitaria fórmula,
tu mirada
un lápiz que escribe, tu piel soneto húmedo
que tiñe
la noche…
Un verso
claro inhibe el silencio,
las
sombras, tu rostro y el cielo…
¡El
párpado tiembla, tu lágrima y yo!
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(La intuición de las madres con sus hijos, nunca falla)
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(La intuición de las madres con sus hijos, nunca falla)
¿Sabes? me encanta tu poesía porque es profunda y expresiva, aunque lo que más me sorprende o me gusta es esa sencillez con la que escribes...
ResponderEliminarRecuerdo cuando nos conocimos hace varios años, hoy, puedo decirte que son los latidos del alma los que en esa clave tan especial dicta a la razón, los reflejos de unos sentimientos traducidos después en letras. Abrazos.
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