Un
instante inmovilizado el tiempo
y esa
mirada que traza un destino.
Permite coincidir
la nostalgia que acorrala
con la
ruta de tus ojos
en la
alborada de esos párpados
desplazados
de tristeza
y que perturban
mis preceptos,
veinticuatro
horas de vida y siete días de indulgencias
que incluyan
el día domingo
y que ese
orgullo se arrodille
a la insistencia
de mis suspiros.
Íntima
locura y que crece a borbollones,
no hay
puente que atenúe la descarga contra el alma,
las notas
de tu voz
alondras al surcar distancias
las
escucha mi corazón en la algarabía de tus huellas.
Artesana
de la palabra, mi boca borda los sueños
y mis labios
sellan fisuras
en las
roturas de nuestros nombres,
sombras bajo
la piel, insurrectas sobrevuelan
la
entraña que me reconoce
al
demandar la salida.
Hay un
tejido que entibia la candidez de este murmullo,
se desnuda
del deseo y del ímpetu de los sentidos,
trama urdida
de fe y que sostiene con alfileres
al verbo
que se ramifica en diagramas por las venas
son ascuas
con luz de tu fuego, ávidas en mis pupilas
copado de
otoños nuestros,
lluvia en
millar de canciones.
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A la memoria del padre de mi hija
A la memoria del padre de mi hija
Es una delicia leer tus poemas, me llenan de sentimiento, de emoción, y siempre, siempre, me confirman que el amor es hermoso y merece vivirse....
ResponderEliminarAngel, es verdad, el amor, el verdadero trasciende en los planos y en el tiempo, nos hace héroes, nos vuelve sabios, nos torna niños.
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