Escindida,
no soy parte de la enclítica
del verso construido,
se destrozan los acentos
y despacio,
muy lentamente
me posiciono de las letras
que invernan hace tiempos
en las cuencas de la utopía.
Recopilo abecedarios
y los ordeno
en tableros disonantes,
sin espacios de ningún matiz
para esas comas
y esos puntos
de insurrectos egoísmos.
Rimas insospechadas
de sonetos calculados,
teclean mis dedos
decenas de traducciones,
advierten
notas foráneas
de labios que hoy me fruncen
de sonrisas intangibles.
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