domingo, 22 de octubre de 2017

Él, simplemente él


Foto de portada de la comunidad








y son tus manos, arados
abren la tierra en busca del agua, 
fértil tierra, cálida tierra, aromática tierra
próvida para las tuyas que reiteran sus perfiles,
surcos naturales de norte a sur,del este al oeste,

y tu rostro, coktail de frutas para la boca sedienta,
cosecha de primavera para el paladar de invierno, 
uvas y moras, sandías y tamarindos
y el acuoso azucarado
de los cuencos que me miran.

¡Ah! … y es esa boca, un libro sin concluir,
cónclave secreto donde las lenguas difieren,
se decanta el dolor con la dejación de las penas,
húmedas las palabras, hilan en el silencio
y en trampolines acústicos, se balancean en el oído.

El torso, costado de la luna que abrevia los caminos,
territorio hostil para la indiferencia al deseo,
y en la inocente necesidad de ser felices
se anega de labios, se encarnece de besos
y la piel avara, agita sus bocas.

Hay caminos que llevan al íntimo de la armonía
y son tus piernas, escaleras firmes de aquel templo,
desnudas de frío, infiltradas de vida,
se tapizan de  grana, pulverizan las sombras,
luces se encienden entre las costillas
y mariposas aladas en metamorfosis de asombro
revolotean ciegas, alertando la mente.

Campanas de gloria al ascender a los cielos,
tirita la entraña y se alegra el espíritu,
corceles de fuego apuran el paso
y en tierra sagrada, su galopar es rebelde
buscan las sendas, los umbrales de luz,
aciertan oasis, los valles secretos
y se alzan en vuelo, en unísono canto.

Firmamentos de espejos recogen los rostros
de ídolos de barro a dioses humanos,
hermosura de lo simple, de la noche, madrugadas
y ebrios de certezas, nos conmueve la vida.




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