domingo, 24 de abril de 2016

Luna




Miro el cielo…

Lo avizoro misterioso y profundo
del matiz de la hulla extraída de la tierra
o de mis ojos llenos de nostalgia
cosidos a la luna
al despuntar fría y pálida entre las nubes.

Es la noche, jardín de sombras y de luces
que rinde culto a la trashumante que perturba,
intemporal criatura que en el negrocielo
vigila, con su bagaje de promesas a los sensibles.

La noche, carruaje de estrellas temblorosas
pendidas en las oquedades que no coagulan lágrimas,
innato anhelo bajo los párpados
en duermevela que espera,
dualismo del sentir humano
entregado a la equidistante luna.

Miro el cielo…

Gazas danzantes sobre el sombrío espacio
ondulan sus guiños de cortesana,
me se viva bajo la reminiscencia de su luz
y la memoria revela en el fragor de la duda
una vida extinta 
cancerbera fiel aterida a mi alma.



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