lunes, 7 de noviembre de 2016

Sí, ellas son




Ellas son:

mi círculo vicioso
la sonrisa y la ternura,
el ímpetu de mis ganas 
y el dinamismo de mis pies. 

Lúdica alborada de mis ojos
y de mis besos, la afición,
la capilla de mis rezos
y el sacramento de mi Fe. 

Lo nevado y lo frondoso 
la moraleja y la tenacidad, 
el vademécum de plegarias 
y la primavera en plenitud. 

El cansancio de las tardes 
y la vorágine de mis alegrías, 
la palabra de los ancestros 
y el poema de mi vejez. 

La huella leal en el invierno 
y la danza frenesí, con su sentir, 
un tibio chal sobre los hombros 
y la hurí que alumbra con pulcritud. 

El silencio de mis madrugadas, 
la cena cocida con amor, 
mis horas en duermevela 
y el agua tibia sobre mi piel. 

Dos ángulos sobre mi vértice, 
tañer binario en mi corazón, 
la templanza de mis sentidos 
y el orgullo de mi cantar. 

Los acordes de una guitarra, 
y vela encendida ante un Jesús, 
la brisa de mis alboradas 
y la inmortalidad de mi ser. 

Sí, ellas son… 

Dos mujeres que anudan mi espíritu, 
alfa y omega 
que registran su voz. 



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