En elipsis los párpados,
bruma y agonía
los trajes de piel y de hueso
turban a la hora
de desnudar las emociones,
algunas llegan núbiles
otras
viejas y encorvadas,
escucho a las que se jactan
de los éxtasis de vientre,
a las que se esconden entre sollozos
sin encontrar la hoja
que seccione sus pupilas,
cantarina y apacible
-la diferente-
agua de monte al despeñarse
por los senos
cayendo entre la V
de la victoria,
ensombrecidas
las demás,
arrastran sus nostalgias
por los planos de la frente
estuarios ocultos en las cejas
que se levantan al tenor
de los improperios.
Exhibidas todas
en el tono y en la letra,
cuerpos ciertos
de la introspección sin calendarios,
abiertas emociones
excitadas
ante el falo existencial
del yo interrogado,
si paréntesis que celen
desatinos
o certezas.
Y desde aquí,
análoga y desmembrada
sin la murga que acreciente la inquina,
te invito al vuelo de las notas,
revoloteo indultante
que aligera las fibras
y dulcifica la existencia.
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