jueves, 26 de noviembre de 2015

El verso que no se escribe





En la arbitrariedad de las horas...

Estos huesos 
de mujer de enero 
se sacuden, 

ciprés en ventarrón de agosto,
ráfagas 
las manos y las bocas,
cimbran, azoran
la suave corteza que los envuelve. 

Madreselvas por las paredes 
los labios, 
podan y celan 
limpian 
llamando a la estación dorada, 

media docena de pétalos 
se tornan manojo 
para los sentidos. 

Se incendia el bosque en la piel, 
vuelan las aves 
sobre ojos atormentados. 

en ríos ocultos se navega,
cruzadas en valles inhóspitos.

Deserta la magia 
y dos soles 
mueren en la sed de la angustia, 

el barro se ha cocido, 
salmuera de versos que acoge la carne 

ríen las sábanas 
fermentadas de vino 

todo fue, 
todo es 
una oración sanativa 
sobre las sienes 
de un soneto.


2 comentarios:

  1. Preciosa letras con tu toque de oscuridad, me gusta este estilo! hay fuerza, pasión en tus versos. Un placer llegar hasta aquí. Saludos María Martínez! vendré con más frecuencia a degustar tus letras.

    Enrique Osorio

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  2. Buenos días Enrique Osorio. Gracias por la huella que dejaste y leo en este momento. Un feliz día.

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