Refundidos
en los pliegues de mis horas
yacen los
motivos,
dilatan el
aroma del seudónimo que oculta tu nombre,
esa leve
esencia de poesía
que llega
con cada inspiración
y se
desplaza rauda
al origen
de mi ausencia.
Leo
versos, escribo versos, busco versos
y todas
esas estructuras tan disimiles
puntean la
ruta a seguir,
mis
talones no se alteran y desnudos,
surcan el
barrizal de interrogantes
que
congela la paz
de mi
memoria.
Huelo tu sombra,
imágenes a colores se abalanzan
y condenan
mi alma a la policromía de tus ojos,
escucho cantos,
adelgazan la indiferencia
y esa
musicalidad tan tuya,
rectifica
las fórmulas
que
decantan sin alterar
lo
tangible de mi afecto.
Siempre tienes buenos motivos para dejar belleza en tu poesia...
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