Convénceme
de las palabras que arrastras en suspiros
por las divisiones intrínsecas de tus huesos
haz sentir sobre mi piel
la erupción de tus deseos
y en mi espíritu
pasea con devoción
el sabueso de tu amor
en custodia de mi alma
y no te quedes
en la boya
que demarca lindes personales
iza los pendones con el sello de tu nombre
y que en la lejanía se respete
la palma que guía mi mirada.
Murmuras por lo bajo
que llevas ceñidos
mis eneros en tus manos
y que bañas el torso con la cascada negra
del filón que oscila al leve movimiento
de mi frente en tu quijada
escindes luego la risa
en la apatía de mi boca
y en mi anhelo, pincelas el matiz
del beso febril
que esculpe en mis labios
la huella oculta de tus ganas.
Sustenta con argumentos
y haz practica sobre mis planos
(si te sabes de memoria, las leyes integrales)
utilizando metáforas
por decenas
y que esa fórmula en tu verbo
haga alquimia en mi corazón
otorgando SI
por toda gracia.
Cantas
entonas
y declamas
la elegía que se aborta desde tus fuelles
enredándose en las liras que se templan
citando mi nombre entre la vida y la paz
sin donar tu cuota generosa
la que te hace varón
con el orgullo del hombre
y que dignifica a su dama.
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