lunes, 18 de enero de 2016

Ahora, invidentes





1

La ausencia corre los doseles,
ciega a la fantasía
que acorrala los sentidos.

El corazón se ciñe a las normas
del catecismo de los invidentes.

En ese vacío,  ya no soy
se colma de letras
bastones blancos proliferan
en la búsqueda de una estrella vespertina.


2

De este lado, luces tenues,
arribo a la margen
que reconoce mis talones,
miro ojos
busco ojos
hallo ojos,
diástole del pensamiento
iridiscente del espíritu mundano.


3

Lazarillos de la palabra ventean,
zócalos baldíos
apuntan sus bocas,
insinúan hendir los párpados,
los torniquetes no sueltan sus amarras
y tejen pestañas,
cortinas de humo 
para el sentimiento que usó un par de alas.



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