1
La
ausencia corre los doseles,
ciega a la
fantasía
que
acorrala los sentidos.
El
corazón se ciñe a las normas
del catecismo
de los invidentes.
En ese
vacío, ya no soy
se colma
de letras
bastones
blancos proliferan
en la
búsqueda de una estrella vespertina.
2
De este
lado, luces tenues,
arribo a la
margen
que reconoce
mis talones,
miro ojos
busco ojos
hallo
ojos,
diástole
del pensamiento
iridiscente
del espíritu mundano.
3
Lazarillos
de la palabra ventean,
zócalos baldíos
apuntan
sus bocas,
insinúan hendir
los párpados,
los torniquetes
no sueltan sus amarras
y tejen
pestañas,
cortinas
de humo
para el
sentimiento que usó un par de alas.
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