Ahora
el abstracto del silencio me recubre
y los pensamiento sobrios
se acuartelan,
retraída
en fetal visión inverno,
fuera de la estancia
llueve el misticismo,
mientras
los ojos se doblegan
por su carga de cansancio,
me miro de afuera hacia dentro
y me nazco
de la nada
en un todo.
Preciso bordar
la dermis con estos versos,
suspender el repique de las cuerdas
y encerrar en su aljibe
la que sabe de café y da el perdón,
se cristaliza la fibra
y los nudillos se aquietan
en garfios enmohecidos
por la bruma del mutismo.
Aún
parpadean
partículas refractivas,
filigranas de los espectros
del azul de mis sueños
que rozan la pupila y el alma
de los ciegos,
planean en los bosques
sin mojar sus pies
en el rocío intangible
que me cercena
el canto
y secuestra mi alma.
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