domingo, 19 de mayo de 2013

Apología del alma







En los espejos que me asisten 

yace la pregunta…



¡Omisión!

Ella
-mi alma-
ha volado en la alabanza que suscitan las dicciones
flamante entre los geiser 
que se alargaban en la piel
a la erupción de lo introspectivo…

y se asusta ante el vacío
que deja la ecuación de los olvidos,
cercenadas las vid en agridulces
de camino a la zafra.

Tiene la forma de un prefacio inconcluso
resumido a una franja
fe que resbala por la linde que la especifica.

¿Qué le queda? 

Desnuda de pashimas 
percibe los labios del cascajo gris
y la inspiración hierática
tiene hambre de lo divino.

Doblados los párpados ante el ara
no logra asfixiar los pabilos que arden
ecos en multitudes la persiguen:
imágenes descalzas
bautizos que hace hijos de los cielos 
y verbos que ondulan los espacios fríos
musitando aromas
de sus huertos.

¿Omisión?

No lo es...
solo es el silencio que me inviste.




¡Enséñame...!,

esa oda simple
que deje en cristales diáfanos
la réplica que aguardas.



No hay comentarios:

Publicar un comentario