Tu amor
-contingencia probable-
lo apostilla
par de cientos de elegías
y el hálito que se esconde
detrás de los suspiros.
La felicidad
-contingencia eventual-
lo asevera
los ocasos encendidos en las miradas
y las alboradas de un quinquenio
crisol en el espíritu.
Olvidarnos
-contingencia remota-
nos hemos viajado
nómadas por lindes y propiedades
bebiendo en los descansos
la frescura del alma.
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