He colgado letras blancas incorpóreas
amarillas, azul y también negras,
en la pulpa inmaculada de los cipreses
o en hojas ambarinas de cuadernos viejos
de los anaqueles que guardan mis recuerdos
o en los breviarios que mi madre lee.
He colgado letras dulces en los rincones
de este hogar minúsculo que nos dejó mi padre,
letras plateadas sobre las sienes de la abuela
y letras rosadas sobre las mejillas de mi sangre,
letras que titilan al calor de los te amos
Y letras que bailan con las mascotas.
He colgado letras de caricias en cada beso
sobre las manos, sobre el círculo de mis abrazos
en el cencerro que se agitan entre mi pecho
y en los lúdicos pies cuando el camino aborda,
yacen en péndulo sobre mis córneas
y en cada rubor que emerge como loba herida
por defender mi hogar, mi fe y filosofía,
artesana de los afectos entrego en bandeja
cuatro letras mayúsculas,
de AMOR muy bendecidas.
He colgado letras tristes como la bruma,
letras húmedas que tiemblan solas
letras generosas que han hablado
y letras mustias como las tumbas.
Letras polícromas que llevan mi nombre
y siguen izándose como rosales,
se adentran con paso firme sobre el otoño
volando doradas sobre las hojas
y formando sendas con letras cansadas.
ensayos de la vida para el lector amable.
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